"En caso de fallecimiento, la única oportunidad ahora mismo es la crioconservación", declara a la AFP Osadchi, que dice que siempre tuvo claro que "los vampiros, el paraíso, el infierno y todas esas cosas sobrenaturales o religiosas no son reales".
"Si mañana muero en un accidente de automóvil y de esta manera existe aunque sea una posibilidad entre un millón de que yo pueda vivir de nuevo, entonces me sentiría feliz", dice por su lado Viktor Grebenchikov, de 52 años, uno de los fundadores de KrioRus.
Osadchi y los demás clientes de KrioRus creen que el cerebro funciona como el disco duro de un ordenador, y que su contenido puede congelarse y conservarse para una utilización futura. "Sabemos que la personalidad se encuentra en el cerebro. Así que, cuando el cuerpo de una persona se hace viejo, no hay motivo para consevarlo", explica Danila Medvedev, gerente de KrioRus.
En el depósito de la empresa, los visitantes pueden observar grandes contenedores, que a su vez encierran cubas metálicas llenas de nitrógeno líquido, donde flotan las cabezas o los cuerpos enteros de clientes. Los familiares de los difuntos pueden, si lo desean, conservar las cubas en sus casas.
Otro motivo de controversia a propósito de KrioRus es que los partidarios de la criogenización pueden hacer congelar a sus allegados sin su consentimiento. Así por ejemplo, Osadchi dice que no dudaría en congelar el cerebro de su madre, pese a ser una rusa ortodoxa practicante y opuesta a la criogenización. Como él explica, "tras la muerte, la persona no puede negarse"
"Si mañana muero en un accidente de automóvil y de esta manera existe aunque sea una posibilidad entre un millón de que yo pueda vivir de nuevo, entonces me sentiría feliz", dice por su lado Viktor Grebenchikov, de 52 años, uno de los fundadores de KrioRus.
Osadchi y los demás clientes de KrioRus creen que el cerebro funciona como el disco duro de un ordenador, y que su contenido puede congelarse y conservarse para una utilización futura. "Sabemos que la personalidad se encuentra en el cerebro. Así que, cuando el cuerpo de una persona se hace viejo, no hay motivo para consevarlo", explica Danila Medvedev, gerente de KrioRus.
En el depósito de la empresa, los visitantes pueden observar grandes contenedores, que a su vez encierran cubas metálicas llenas de nitrógeno líquido, donde flotan las cabezas o los cuerpos enteros de clientes. Los familiares de los difuntos pueden, si lo desean, conservar las cubas en sus casas.
Otro motivo de controversia a propósito de KrioRus es que los partidarios de la criogenización pueden hacer congelar a sus allegados sin su consentimiento. Así por ejemplo, Osadchi dice que no dudaría en congelar el cerebro de su madre, pese a ser una rusa ortodoxa practicante y opuesta a la criogenización. Como él explica, "tras la muerte, la persona no puede negarse"
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